Kathleen Kenna, la enviada especial de «The Toronto Star» en Afganistán, resultó gravemente herida.

TW
0
AGENCIAS-WASHINGTON Cinco meses después de lanzar su «cruzada contra el mal» en Afganistán, Estados Unidos encontró este fin de semana la resistencia de un enemigo resuelto, que mató a nueve soldados desde el viernes, hirió a varias decenas y destruyó un helicóptero. En la jornada de ayer fueron siete los soldados estadounidenses que murieron en dos ataques a helicópteros de combate. Seis murieron al ser derribado su helicóptero y un ocupante de otro helicóptero también falleció, según responsables del Pentágono, en las operaciones lanzadas contra cientos de talibán y miembros de la red Al Qaida atrincherados en el este de Afganistán.

Tras conocer la noticia, el presidente de EE UU, George W. Bush, lamentó la muerte de soldados norteamericanos y advirtió a sus conciudadanos que la ampliación de la «guerra contra el terrorismo» traerá más bajas, según informó ayer la Casa Blanca. El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, advirtió que «la tarea está muy lejos de completarse, ya que hay bolsas sustanciales de resistencia de un enemigo que acecha y espera su oportunidad». Añadió que en la zona de los combates, en montañas a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, al sudoeste de la ciudad de Gardez en el este de Afganistán, «hay un número relativamente grande de (combatientes de) Al Qaeda, bien organizados y fuertemente armados».

En la operación, que ha movilizado más de 1.000 soldados estadounidenses y otros contingentes de afganos coaligados y tropas de Canadá, Australia, Alemania, Francia, Dinamarca y Noruega, «las fuerzas enemigas han sufrido un número mucho más alto de bajas», afirmó Rumsfeld. El secretario de Defensa admitió que las tropas de EE UU y sus aliados afganos han sufrido «decenas de heridos», y recalcó que tanto los muertos como los heridos han sido todos evacuados, aunque no precisó el nivel de la participación de las tropas de los demás países.

Las operaciones se realizan con el continuo apoyo de la aviación de EE UU, que bombardea repetidamente los refugios y concentraciones del rival. Por su parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Richard Myers, dijo que la ofensiva sobre las «bolsas de resistencia avanza en un ambiente extremadamente difícil, muy frío, que no sólo hace difícil la acción de las tropas sino también la operación de los helicópteros».