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Los 25 norcoreanos que irrumpieron esta semana en la embajada de España en Pekín para pedir asilo llegaron ayer a Manila en un avión de la aerolínea China Southern, y hoy saldrán hacia su destino definitivo, Corea del Sur. El subsecretario Franklin Ebdalin, del Ministerio filipino de Asuntos Exteriores, explicó en Manila que los norcoreanos «permanecerán en la zona de tránsito y tomarán el primer avión que salga hacia Corea del Sur», un vuelo de Korean Air que tiene previsto despegar de la capital manileña a las 12.40 hora local (4.40 GMT) de hoy sábado y aterrizar en Seúl tres horas y cuarenta minutos después. De acuerdo con Ebdalin, quien concretó con la Embajada de Corea del Sur en Manila los detalles de esta escala de los refugiados, los catorce adultos y once niños que forman el grupo de norcoreanos no pisarán suelo filipino.

«Técnicamente no entrarán en el país, habrán pasado por Filipinas en vuelo de tránsito. Esa es una de las razones para que no necesiten visado», dijo el funcionario. Los norcoreanos entraron en la embajada de España en Pekín después de derribar con un empujón al único policía que vigilaba la entrada. En el interior de la misión diplomática arrojaron octavillas en las que decían que preferían la muerte antes de regresar a Corea del Norte, nación con una de las dictaduras más crueles del mundo y que, además, sufre desde hace años de una terrible hambruna debido a las calamidades naturales que azotaron el territorio los últimos cinco años.

Los gobiernos de China y España negociaron rápidamente una solución y ayer por la mañana salían los norcoreanos de la embajada, donde pasaron la noche y se les proporcionó alimento, camino de Corea del Sur. La razones políticas y la penuria económica impulsa a un número cada vez más creciente de norcoreanos a buscar una nueva vida en otro país. El Gobierno de Corea del Sur ha sido muy prudente, por razones de seguridad y por sus delicadas relaciones con China, en el caso de los 25 norcoreanos.

Según la prensa local, la solución de expulsar con celeridad al grupo a través de un tercer país la tomó el Gobierno chino para evitar enturbiar su imagen ante la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín en el año 2008. El Gobierno del presidente Kim Dae Jung ejerció un papel pasivo respecto a los refugiados norcoreanos por el temor a que este asunto afectara negativamente al proceso de reconciliación entre las dos Coreas. En un incidente similar en junio, cuando Pekín autorizó la salida de una familia de siete norcoreanos que había entrado en la sede de la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados pequinesa para pedir asilo, Pyongyang lanzó duras críticas a Seúl por haber permitido el ingreso de los norcoreanos.