La división del mundo árabe quedó ayer de manifiesto con el
abandono de la delegación palestina de la Cumbre Arabe de Beirut,
en protesta por la interrupción de la intervención vía satélite de
Yaser Arafat, y la ausencia de la mitad de los jefes de Estado. La
delegación palestina se sintió agraviada con la presidencia
libanesa, después de que interrumpiera la sesión cuando Yaser
Arafat iba a intervenir vía satélite en el plenario del Consejo de
la Liga Arabe. Arafat tuvo que quedarse en sus oficinas de Ramala,
en Cisjordania, donde permanece confinado desde diciembre por
Israel, cuyas autoridades le impidieron viajar a Beirut.
El plan de paz para Oriente Medio que presentó el príncipe
heredero de Arabia Saudí, Abdulá Bin Abdulaziz, ha quedado
eclipsado y la unidad de los árabes en entredicho, afectada por la
ausencia del foro de líderes tan representativos como el presidente
de Egipto, Hosni Mubarak, y el rey Abdala de Jordania. El
presidente libanés, Emile Lahud, citó «problemas técnicos» para
justificar la interrupción de la emisión de la intervención de
Arafat, y culpó a los israelíes, excusas que no fueron aceptadas
por el propio líder palestino, que pidió a su delegación que
abandonara Beirut.
El primer ministro libanés, Rafic Hariri, se reunió en el mismo
centro de conferencias con el jefe de la delegación palestina,
Faruk Kadumi. A última hora de la tarde, Hariri anunció que la
delegación palestina regresará hoy a la Cumbre y que se emitirá el
discurso de Arafat, aunque sin precisar si será en directo, vía
satélite, o se tratará de una grabación. El resto de las
delegaciones expresaron ayer en sus discursos, con mayor o menor
vehemencia, su apoyo a la Intifada (levantamiento) palestina, y al
plan de paz saudí, que ofrece a Israel su reconocimiento como
Estado a cambio de la retirada de su Ejército de todos los
territorios árabes ocupados tras la guerra de 1967.
El presidente yemení, Alí Abdulá Saleh, instó a los árabes a
enviar «muyahidin» (combatientes islámicos) a los territorios
palestinos, como los mandaron a Afganistán en los ochenta, ya que
según sus palabras Israel ha hecho fracasar todas las negociaciones
de paz. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, en su
calidad de presidente de turno de la UE, hizo un llamamiento en la
Cumbre Àrabe de Beirut a recuperar «la paz de los valientes» para
intentar poner fin al conflicto de Oriente Medio, el más largo de
la historia moderna. «Meses y meses de violencia deberían habernos
enseñado que no es posible una solución militar a este conflicto»,
añadió en clara alusión a Israel.
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