Un estudio de siete lugares de Serbia y Montenegro donde impactó
munición de la OTAN con uranio empobrecido durante la guerra de
Kosovo confirma su «contaminación extensa aunque de bajo nivel», y
alerta sobre futuros riesgos tanto en las aguas subterráneas como
si se remueven las tierras. El trabajo del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), presentado ayer en Ginebra,
indica que pese a la contaminación que sufren, esos lugares de
Serbia y Montenegro «no presentan riesgos radiactivos o tóxicos
inmediatos» para la salud.
Esos resultados coinciden con los de la evaluación hecha el año
pasado en Kosovo, señala el PNUMA, según el cual las
investigaciones cubren la totalidad de la zona afectada en ese
último conflicto yugoslavo. En esa guerra, la OTAN confirmó haber
lanzado más de 30.000 proyectiles con uranio empobrecido en Kosovo,
más de 2.500 en el resto de Serbia y 300 en Montenegro.
El presidente del equipo investigador, el finlandés Pekka
Haavisto, dijo ayer en Ginebra que en las mediciones para
determinar el peligro se utilizaron las normas de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que, como él mismo reconoció, algunos
científicos ponen en tela de juicio por no considerarlas
excesivamente estrictas. Según Haavisto, un descubrimiento
importante del estudio efectuado en Serbia y Montenegro es el de
partículas en suspensión de uranio empobrecido en la atmósfera, «lo
que no es una buena noticia» para las personas que habitan esas
zonas.
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