Arafat dice a Powell que el Ejército de Israel debe retirarse para un alto el fuego

El Gabinete de Seguridad Nacional acordó ayer la creación de un «cerco defensivo» en torno a Jerusalén y el distrito cisjordano de Tulkarem para evitar la entrada de «terroristas», además de impedir el acceso de palestinos de Cisjordania a Israel, a excepción de «casos excepcionales y humanitarios». Eso significa que miles de palestinos de Cisjordania no podrán entrar en Jerusalén Este, que Israel se anexionó en 1967, para trabajar, estudiar o rezar en las mezquitas como la de Al-Aksa, la tercera más sagrada para el mundo islámico después de La Meca y Medina y erigida en la llamada Explanada de las Mezquitas, donde comenzó la Intifada en septiembre de 2000.

Las decisiones del Gabinete de Seguridad son consideradas por los observadores como una grave provocación para los palestinos, que ya sufren excepcionales medidas de seguridad para penetrar en Israel y Jerusalén, donde habitan unos 230.000 en la zona este que quedarían cercados.

En cuanto a la reunión entre Arafat y Powell en Ramala, el jefe de la Policía Preventiva de Gaza, Mohamed Dahlán, aseguró que «nuestra posición fue clara. No habrá conversaciones con Israel, ni coordinación para la seguridad, ni alto el fuego, sin una retirada total de las fuerzas israelíes de los territorios palestinos».

Fuentes oficiales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) subrayaron que si el «Ejército se retira habrá conversaciones con Israel, mientras tanto nada».

Con este mensaje, Colin Powell se trasladó a Tel-Aviv para reunirse con el primer ministro de Israel, Ariel Sharon. Sharón, anunció tras la reunión con Powell que «dentro de poco se celebrará una conferencia para tratar la situación política en Oriente Medio», al tiempo que reiteró que el Ejército mantendrá sus operaciones en Cisjordania.