El Gobierno holandés dimitió en pleno ayer en un gesto que, según
el primer ministro, Wim Kok, supone asumir la responsabilidad de la
comunidad internacional en la matanza de Srebrenica (Bosnia). «La
comunidad internacional es anónima y no puede asumir la
responsabilidad visiblemente. Yo sí puedo», dijo Kok, en su
intervención ante el Parlamento poco después de haber presentado a
la reina Beatriz la dimisión del Gobierno al completo. Kok, que
compareció sin sus ministros, insistió en que con esta drástica
medida no pretende asumir «la culpa de Holanda en la horrible
muerte de miles de musulmanes», sino la corresponsabilidad que
comparte con los otros países occidentales que fallaron en la
defensa del enclave protegido por los cascos azules holandeses.
«Los únicos culpables de la tragedia son los serbios y en
concreto Ratko Mladic (jefe militar del Ejército serbobosnio
durante la guerra de Bosnia-Herzegovina) y por eso tendrá que ser
juzgado en el tribunal de La Haya», dijo Kok quien añadió que ahora
«puede mirar a todos, directamente a los ojos». El origen de la
dimisión del gabinete (formado por el laborista Pvda, el liberal
VVD y el de centro izquierda D66) fue un informe presentado la
semana pasada sobre la caída de Srebrenica, realizado por el
Instituto de Documentación de Guerra (NIOD). Encargado por el
propio Gobierno para acallar los rumores sobre el comportamiento de
los soldados holandeses durante la caída de la ciudad, el estudio
analizó los acontecimientos que en julio de 1995 costaron la vida a
más de 7.000 varones musulmanes. El documento concluyó que el
Gobierno del cristianodemócrata Ruud Lubbers tomó, en 1993, «a la
ligera» la decisión de enviar a los soldados holandeses a una zona
«imposible de proteger».
Asimismo, señaló la responsabilidad política del Gobierno de
entonces que envió a los soldados sin el mandato apropiado y sin
las armas necesarias para defender a 30.000 refugiados y destacó
los errores de la comunidad internacional. El documento no contenía
apenas referencias a los gobiernos posteriores, tan sólo señaló al
actual ministro de Defensa, Frank de Grave, por no enterarse de que
la cúpula militar ocultó información en los últimos años sobre lo
que realmente había pasado. Para Kok, que en 1993 era
vicepresidente del Gobierno además de ministro de Finanzas y que
cuando se produjo la caída del enclave era ya primer ministro, las
conclusiones del informe del NIOD van más allá de la
responsabilidad de un sólo gobierno. «Lo ocurrido fue la
acumulación de varios acontecimientos en los que se han visto
involucrados diversos gabinetes y asumimos la responsabilidad
integral por ellos», dijo Kok.
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