Jacques Chirac prosiguió su campaña electoral, ahora con el apoyo de Jospín.

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FRANCE PRESS-EFE Jospin fue eliminado de la carrera presidencial el pasado domingo por el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, quien se medirá con el actual presidente, el neogaullista Jacques Chirac, el 5 de mayo. El llamamiento de Jospin en un escueto comunicado se produce tras crecientes presiones no sólo de la derecha sino también de figuras de su propio Partido Socialista y de otras formaciones de izquierda para que instara a los franceses a votar contra Le Pen. Teniendo en cuenta «el futuro de Francia y los fundamentos de nuestra democracia, y aunque sin ilusión sobre la elección que se plantea a nuestros conciudadanos el 5 de mayo, les pido que expresen con su voto en los comicios presenciales su rechazo de la extrema derecha y del peligro que representa para nuestro país y los que lo habitan», señaló Jospin en su mensaje, de apenas cuatro líneas.

El nombre de Chirac no aparece en el comunicado, en el que el derrotado candidato socialista deja clara su falta de ilusión sobre las opciones que se presentan a los franceses para decidir quién presidirá Francia en los próximos cinco años. Poco antes de la difusión del comunicado de Jospin, el ex candidato Verde al Elíseo, Noel Mamere, se sumó al clamor político y afirmó que para que el adiós de Jospin sea «realmente digno», debía pedir el voto por Chirac para «cortar el camino» a Le Pen.

Mientras, el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que reiteró su deseo de «renegociar» los tratados de la Unión Europea (UE), arremetió ayer contra el primer ministro británico, Tony Blair, quien le había acusado de encarnar un «racismo repugnante». En rueda de prensa, Le Pen lanzó también un llamamiento para construir una «unión nacional» en torno a él el próximo 5 de mayo (día de la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales) para ganar al «frente popular que trata de poner en marcha» el neogaullista Jacques Chirac «para escapar de los jueces».

Molesto por las declaraciones del laborista Blair, quien manifestó su convencimiento de que los franceses «rechazarán la forma de extremismo representada por Le Pen» y su «racismo repugnante», Le Pen aseguró ayer no ser «más racista que Tony Blair, que no quiere a los inmigrantes que se agolpan en Sanglatte». Sugirió que se organice un «tren especial» de inmigrantes del centro de acogida de la Cruz Roja en Sanglatte (norte de Francia) para «enviárselos» al primer ministro británico. Abierto en 1999, Sanglatte acoge actualmente a unos 1.400 emigrantes, en su mayoría kurdos y afganos, que tratan de llegar al Reino Unido a través del túnel del Canal de la Mancha. El líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), que había expresado su intención de sacar a Francia de la UE, dijo ayer que desea «renegociar» los tratados europeos y denunció «la deriva de la Europa de Maastricht hacia la euroglobalización».

«Nosotros deseamos la renegociación de los tratados, al estimar que la deriva de la Europa de Maastricht hacia la euroglobalización priva a nuestro país de un elemento fundamental y constitucional, su independencia», manifestó Le Pen. No obstante, puntualizó que, si llega al poder el próximo 5 de mayo, «el euro podría seguir siendo una moneda común, pero no única», ya que su objetivo es recuperar el franco. En cuanto a la cita con las urnas del 5 de mayo, el líder ultraderechista estimó que se trata de un combate entre «un justiciero contra un justiciable», en alusión a Chirac, que quiere «cinco años más de impunidad».