El nuevo ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna, deberá
afrontar hoy la primera prueba de su gestión, cuando los bancos y
las casas de cambio vuelvan abrir sus puertas luego de una semana
sin operaciones. La decisión de Lavagna de no anclar en dólar a un
valor fijo sino continuar con un mercado libre, mostrará sus frutos
en una jornada en la que el goteo del corralito dejará de preocupar
al Gobierno, gracias a la ley tapón aprobada por el Congreso.
A poco más de un día de asumir, el sustituto de Jorge Remes
Lenicov, quien debió partir tras el fracaso del Plan Bonex II, ya
tiene una tarea más que complicada, definir los nombres de quienes
conformarán su equipo, y las medidas con las cuales intentará abrir
una salida a la crisis argentina.
En su discurso inicial, el funcionario prometió buscar una
salida menos dificultosa al 'corralito', la que si bien se
realizaría mediante el canje de plazo fijos por bonos, contaría con
el respaldo de las bancas privadas y no sólo del Estado.
Lavagna aseguró además que los argentinos «pueden estar
tranquilos» en relación al CER, al asegurar que el Gobierno está
trabajando para que el coeficiente que actualiza las deudas
pesificadas no provoque un impacto terminal sobre la población.
Entre sus primeros pasos dentro de Hacienda, Lavagna se comunicó
el sábado con el segundo hombre fuerte del Fondo Monetario
Internacional (FMI), John Taylor, para iniciar los contactos
tendentes a acelerar la llegada de ayuda financiera desde el
organismo. Si bien el ministro confirmó que no figura en sus planes
inmediatos un viaje a Estados Unidos para reunirse con los hombres
del Fondo, el funcionario intentará que la salida de Remes del
Gobierno no represente una marcha atrás en las negociaciones con el
organismo.
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