El primer ministro israelí, Ariel Sharon, emprendió vuelo ayer a
los Estados Unidos con un «nuevo plan de paz» que, según lo
trascendido, prevé la creación de un Estado palestino cuyas
fronteras no quisiera negociar con Yaser Arafat. Mañana presentará
el plan al presidente de EE UU, George W. Bush, quien lo invitó la
semana pasada a la Casa Blanca después de que aceptara un acuerdo
para levantar el sitio militar al líder palestino Arafat.
El plan, cuyo contenido no fue presentado por Sharon a los
ministros de su Gobierno de unidad nacional -sus aliados de la
derecha nacionalista se oponen a un Estado palestino- se asienta en
tres principios, según lo difundido ayer por la prensa local. El
primero de ellos se refiere al cese total de la violencia de ambas
partes, desde hace 21 meses enfrascadas en una sangrienta crisis
que se ha cobrado más de 1.500 muertos entre los palestinos y
alrededor de 450 entre los israelíes.
Una vez consolidada la tregua y la calma, Sharon prevé una
«segunda etapa», la reconstrucción económica en Cisjordania con la
ayuda económica de EE UU y la Unión Europea, entre otros.
Antes de pergeñar el «nuevo plan», Sharon solía proponer
acuerdos «provisionales a largo plazo» frente a las exigencias
perentorias de Arafat y la ANP, esto es, la retirada inmediata de
sus tropas de los territorios bajo su control, y la de negociación
inmediata de un tratado final de paz que pase por la creación de un
Estado soberano.
El primer ministro israelí entregará a Bush un legajo con
documentos que, según, organismos de seguridad israelíes,
comprometen a Arafat con ataques de terroristas suicidas en varias
ciudades de Israel.
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