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JULIO DE LA GUARDIA-JERUSALÉN Cuando parecía que la materialización del acuerdo entre el Gobierno israelí y la Autoridad Nacional Palestina relativo al destino de los activistas que se encuentran confinados dentro de la Iglesia de la Natividad era inminente, ayer volvieron a producirse problemas de última hora, ya que, debido a discrepancias sobre el número de palestinos «peligrosos» para Israel que serán exiliados a un tercer país, ambas partes bloquearon de nuevo las negociaciones.

El ministro israelí de Defensa, Benjamín ben Eliezer, se mostró ayer optimista respecto a la rápida conclusión del contencioso, que podría poner fin a cinco semanas de asedio de la Basílica de la Natividad de Belén. En una intervención ante el grupo parlamentario laborista en la 'Knesset' (Parlamento israelí), Ben Eliezer aseguró que «nos encontramos en la última fase de las negociaciones, y al menos que surja un problema de última hora creo que este asunto se solucionará en las próximas horas».

El acuerdo alcanzado se basa en la deportación de un pequeño número de militantes buscados por los servicios de seguridad israelíes, así como el traslado a la Franja de Gaza de un número más amplio, donde serían juzgados ante un tribunal palestino. Estos dos principios, aceptados por ambas partes, permitían prever un rápido final al asedio.

No obstante, cuando llegó el momento de ultimar el número de activistas considerados «peligrosos», el Gobierno israelí exigió que fueran al menos una docena los que sean expulsados a un tercer país, que sería probablemente Italia. En cambio, la Autoridad Nacional Palestina no está dispuesta a aceptar más de seis.