El tratado, que será firmado en la cumbre que los presidentes
Vladímir Putin y George W. Bush celebrarán en Moscú el 24 de este
mes, establece que las dos potencias tendrán unos arsenales de
entre 1.700 y 2.200 cabezas atómicas, mientras que en la actualidad
tienen entre 5.000 y 6.000. En el pacto se establece que tanto EE
UU como Rusia tendrán libertad para decidir cómo estructurar sus
fuerzas nucleares, es decir, la proporción de submarinos, bases de
misiles o aviones que albergan las ojivas atómicas.
«El tratado liquidará el legado de la Guerra Fría», dijo Bush al
realizar el anuncio en los jardines de la Casa Blanca. El pacto
supone una combinación de los objetivos que Bush y Putin habían
fijado en su cumbre de noviembre en Washington, cuando anunciaron
su disposición de reducir sus arsenales nucleares a los niveles
ahora acordados. Por una parte, Bush consiguió su propósito de
lograr una negociación rápida, muy distinta de los maratonianos
procesos de control de armamentos que caracterizaron a la Guerra
Fría. El tratado consta de tres páginas, explicó un funcionario
estadounidense que pidió el anonimato, algo inusitadamente breve
para un acuerdo de desarme nuclear.
Además, EE UU consiguió su objetivo de no desmantelar todas las
armas nucleares que se retiren, ya que una parte aún no revelada
quedará almacenada y otra se empleará como repuesto operativo de
las cabezas atómicas operacionales. A cambio, Rusia consiguió que
EE UU acceda a firmar un documento que será de cumplimiento
obligatorio ya que tendrá que ser aprobado por el Congreso, lo cual
no permitirá al Ejecutivo dar marcha atrás. Bush prefería un simple
acuerdo sin tener que haberlo sometido a examen de los
legisladores.
El nuevo tratado entrará en vigor tres meses después de su
ratificación por el Senado norteamericano, donde no se espera una
gran oposición, y por la Duma rusa. La cuestión de qué hacer con
las cabezas nucleares que queden fuera de servicio fue la más
complicada. EE UU no quería desmantelarlas, en caso de que hiciera
falta volver a colocarlas en misiles, mientras que Rusia exigía un
desmantelamiento real.
Finalmente, las dos partes aceptaron un compromiso por el cual
parte de las armas serán almacenadas y otra parte desmantelada.
«Comenzaremos la nueva era de las relaciones EE UU-Rusia, y eso es
importante», destacó Bush, quien visitará Rusia entre el 23 y el 26
de este mes como parte de una gira europea que concluirá el 28 en
Roma con una cumbre entre la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) y Rusia. El acuerdo «dejará atrás la Guerra Fría de
una vez por todas», añadió Bush. EE UU y Rusia crearán una comisión
de aplicación, encargada de asegurar la transparencia entre ambas
partes de forma que se pueda verificar que las reducciones
acordadas se lleven a cabo.
El acuerdo no tiene en cuenta la reducción de las ojivas
nucleares
Estados Unidos y Rusia han acordado reducir sus arsenales nucleares
sin considerar cuántas ojivas tiene cada parte, afirmó ayer el
secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld. «El tratado
no menciona el número de ojivas que sería apropiado reservar por
cada parte para reemplazar ojivas por problemas técnicos que pueden
ocurrir», dijo Rumsfeld. En las negociaciones que llevaron al
tratado, Rusia insistió en que se destruyeran las ojivas producto
del acuerdo, para asegurar que la reducción fuera irreversible.
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