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RAFAEL CAÑAS-WASHINGTON El tratado, que será firmado en la cumbre que los presidentes Vladímir Putin y George W. Bush celebrarán en Moscú el 24 de este mes, establece que las dos potencias tendrán unos arsenales de entre 1.700 y 2.200 cabezas atómicas, mientras que en la actualidad tienen entre 5.000 y 6.000. En el pacto se establece que tanto EE UU como Rusia tendrán libertad para decidir cómo estructurar sus fuerzas nucleares, es decir, la proporción de submarinos, bases de misiles o aviones que albergan las ojivas atómicas.

«El tratado liquidará el legado de la Guerra Fría», dijo Bush al realizar el anuncio en los jardines de la Casa Blanca. El pacto supone una combinación de los objetivos que Bush y Putin habían fijado en su cumbre de noviembre en Washington, cuando anunciaron su disposición de reducir sus arsenales nucleares a los niveles ahora acordados. Por una parte, Bush consiguió su propósito de lograr una negociación rápida, muy distinta de los maratonianos procesos de control de armamentos que caracterizaron a la Guerra Fría. El tratado consta de tres páginas, explicó un funcionario estadounidense que pidió el anonimato, algo inusitadamente breve para un acuerdo de desarme nuclear.

Además, EE UU consiguió su objetivo de no desmantelar todas las armas nucleares que se retiren, ya que una parte aún no revelada quedará almacenada y otra se empleará como repuesto operativo de las cabezas atómicas operacionales. A cambio, Rusia consiguió que EE UU acceda a firmar un documento que será de cumplimiento obligatorio ya que tendrá que ser aprobado por el Congreso, lo cual no permitirá al Ejecutivo dar marcha atrás. Bush prefería un simple acuerdo sin tener que haberlo sometido a examen de los legisladores.

El nuevo tratado entrará en vigor tres meses después de su ratificación por el Senado norteamericano, donde no se espera una gran oposición, y por la Duma rusa. La cuestión de qué hacer con las cabezas nucleares que queden fuera de servicio fue la más complicada. EE UU no quería desmantelarlas, en caso de que hiciera falta volver a colocarlas en misiles, mientras que Rusia exigía un desmantelamiento real.

Finalmente, las dos partes aceptaron un compromiso por el cual parte de las armas serán almacenadas y otra parte desmantelada. «Comenzaremos la nueva era de las relaciones EE UU-Rusia, y eso es importante», destacó Bush, quien visitará Rusia entre el 23 y el 26 de este mes como parte de una gira europea que concluirá el 28 en Roma con una cumbre entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia. El acuerdo «dejará atrás la Guerra Fría de una vez por todas», añadió Bush. EE UU y Rusia crearán una comisión de aplicación, encargada de asegurar la transparencia entre ambas partes de forma que se pueda verificar que las reducciones acordadas se lleven a cabo.

El acuerdo no tiene en cuenta la reducción de las ojivas nucleares
Estados Unidos y Rusia han acordado reducir sus arsenales nucleares sin considerar cuántas ojivas tiene cada parte, afirmó ayer el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld. «El tratado no menciona el número de ojivas que sería apropiado reservar por cada parte para reemplazar ojivas por problemas técnicos que pueden ocurrir», dijo Rumsfeld. En las negociaciones que llevaron al tratado, Rusia insistió en que se destruyeran las ojivas producto del acuerdo, para asegurar que la reducción fuera irreversible.