Tanques, blindados y excavadoras del Ejército israelí destrozaron
ayer el cuartel general del presidente de la Autoridad Palestina,
Yaser Arafat, en Ramala, como represalia por el último atentado
suicida perpetrado en el cruce de Megido que costó la vida a 16
israelíes. Un agente del servicio de inteligencia y un civil
palestinos fallecieron y otras 30 personas resultaron heridos como
consecuencia de los tiroteos y explosiones. Horas después, un civil
israelí murió tras ser alcanzado en el pecho por los disparos de un
francotirador.
El Gobierno israelí optó por ordenar una operación de castigo
contra el complejo de la 'Mukata' en represalia por el atentado del
día anterior en el cruce de Megido, que causó la muerte a dieciséis
israelíes, trece de ellos soldados, mientras se desplazaban en un
autobús de línea.
Al menos treinta tanques y vehículos blindados irrumpieron de
madrugada en Ramala, imponiendo el toque de queda en los barrios de
la parte norte de esta ciudad autónoma. A partir de ahí, varios
tanques y excavadoras militares procedieron a disparar y demoler
seis de los edificios que todavía quedaban en pie después de otros
ataques anteriores y el asedio del mes de abril.
Un agente del servicio de inteligencia general falleció como
consecuencia de los tiroteos que se desencadenaron dentro del
complejo, y un civil murió al ser alcanzado por el obús de un
tanque mientras circulaba por una de las calles adyacentes a la
'Mukata'. Otras treinta personas, entre miembros de las fuerzas de
seguridad y civiles, resultaban heridos de diversa
consideración.
Una vez se retiraron los tanques, el presidente palestino salió
de sus oficinas para afirmar de forma desafiante que «el pueblo
palestino es invencible».
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