Los abstencionistas tienen la palabra sobre la magnitud (mayoría
absoluta o no) del anunciado triunfo de la derecha en la ronda
final de las elecciones legislativas de mañana. Si los sondeos no
se equivocan, parece ilusoria la esperanza de la izquierda de
limitar su derrota con los votos de quienes se abstuvieron en la
primera vuelta celebrada el 9 de junio.
El 35'59 por ciento de los votantes "una cifra récord" no acudió
a las urnas ese día y, según una encuesta de Sofres publicada por
«Le Monde», muchos de ellos no se han arrepentido y están decididos
a reincidir en su abstención. Los datos confirman la crisis del
actual sistema de representación y la desconfianza de la población
en la élite, que ya se puso de manifiesto en la primera vuelta de
los comicios presidenciales del pasado 21 de abril, cuando casi dos
tercios de los votantes se abstuvieron o dieron su confianza a los
extremistas de derechas e izquierdas.
En esa ocasión, el socialista Lionel Jospin fue eliminado de la
liza por el ultraderechista Jean-Marie Le Pen. Tres cuartas partes
de los abstencionistas del pasado domingo afirman que las
legislativas les interesan poco o nada, y casi tres de cada cinco
-en su mayoría obreros y electores de la trotskista Arlette
Laguiller y de Le Penpiensan que el resultado tendrá poca o ninguna
consecuencia sobre su vida.
Joven, obrero, sin estudios o parado: éste es el retrato tipo
del abstencionista. No votan porque no confían en los políticos en
general (el 44 por ciento) o porque «no han podido» o «han tenido
un impedimento» (41 por ciento), es decir, por rechazo al sistema o
indiferencia.
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