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AGENCIAS-JERUSALÉN El Ejército israelí dinamitó ayer con dos toneladas de explosivos la sede del gobierno palestino en Hebrón, la «Aimara», y en un principio se suponía que la mayoría de los palestinos refugiados en el complejo murieron, aunque una vez espejados la mitad de los escombros todavía no se había encontrado ningún cadáver. Fuentes militares israelíes no sabían decir esta mañana si en lo que queda del edificio, aproximadamente un tercio, hay supervivientes, aunque creen que por lo menos una parte de los palestinos refugiados en él, si no todos, ha muerto a consecuencia de las fortísimas explosiones.

El Ejército usó más de dos toneladas de material explosivo para volar el edificio de grandes proporciones que hasta el martes era la sede del Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y de sus fuerzas de seguridad en la ciudad dividida de Hebrón. El complejo databa de la época del Mandato británico en Palestina (1923-1948) y había servido como cárcel a las fuerzas israelíes hasta que en 1998 se transfirió la ciudad al régimen autonómico de la ANP. El Ejército israelí sostiene que en la «Aimara» se refugiaban entre 10 y 15 milicianos armados «buscados» por los organismos de seguridad.

La ANP ha asegurado, por su parte, que no había más de siete palestinos y que entre ellos podría haber civiles. Fuentes militares dijeron que antes de detonar los explosivos se exhortó a los milicianos a abandonar el inmueble y entregarse, aunque nadie salió. En otro orden, un niño palestino de 12 años murió en Cisjordania tras recibir el impacto de un bote de gas lacrimógeno que soldados israelíes le dispararon cuando lanzaba piedras a una patrulla militar con un grupo de amigos.