Las elecciones presidenciales de marzo en la convulsionada
Argentina quedaron envueltas en un manto de duda, después de que un
juez suspendiera los comicios internos en que los partidos deben
elegir sus candidatos, previstos para noviembre.
La decisión constituyó un duro golpe para el gobierno del
presidente Eduardo Duhalde, criticado por el oficialismo y la
oposición por una serie de polémicas reglas que estableció para las
elecciones internas.
Para zanjar la polémica, que debilita aún más a un presidente
acorralado por una fuerte crisis económica, el gobierno estudia
directamente suspender las primarias para que en las elecciones
puedan presentarse todos los candidatos que quieran, sin importar
que sean del mismo partido. Tras conocer la decisión judicial, el
gobierno anunció que apelará la medida.
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