El ministro de Defensa de Israel, Benjamín Ben Eliezer, dijo ayer
que «la mala suerte» fue la causa de la muerte de más de una docena
de civiles palestinos en los territorios de Gaza y Cisjordania en
los últimos días por acciones del Ejército. Ben Eliezer, que ordenó
la apertura de una investigación sobre las muertes de los civiles,
aseguró ayer que los resultados preliminares de la indagación
apuntan a que no hay evidencias de mala actuación por parte del
Ejército. «Estoy convencido de que hubo mala suerte y nada que
pudiéramos decir que estuviera mal», agregó. El resultado completo
de la investigación estará listo para el próximo viernes.
El miércoles pasado, un tanque israelí disparó sobre la casa de
una familia palestina cuando dormían en Gaza y acabó con la vida de
cuatro de sus miembros. Al día siguiente, en la aldea de Tubas, dos
niños, de 10 y 6 años, y tres jóvenes palestinos perdieron la vida
por misiles lanzados por helicópteros «Apache» contra un coche.
Sólo uno de los fallecidos era un activista. Poco después, un
adolescente de 16 años caía abatido a tiros por disparos de los
soldados en el campo de refugiados de Jenín. Y, el pasado domingo,
en la zona de Hebrón cuatro obreros palestinos desarmados fueron
tiroteados por soldados israelíes cerca de la cantera donde
trabajaban.
Las declaraciones de Ben Eliezer, que atribuye a la «mala
suerte» estas muertes, han sido pronunciadas horas después de que
otros tres palestinos murieran por fuego de soldados israelíes.
Ayer por la mañana dos jóvenes palestinos caían muertos en la aldea
de Burin, en las cercanías de la ciudad Naplusa, por un proyectil
de tanque. El Ejército explicó que los jóvenes se disponían a
llevar cabo un «ataque de terror».
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