La prensa rusa publicaba ayer que el ultimátum lanzado el miércoles
por Vladimir Putin al líder georgiano, Eduard Shevardnadze, de
atacar el país por proteger a «terroristas», significa que Rusia
está dispuesta a aprovechar la expectación provocada por los planes
de Estados Unidos de atacar Irak para lanzar su propia aventura
bélica y asegurarse el control de todo el Cáucaso.
Algunos medios apuntan que la estrategia belicista de Putin
puede contar ya con el visto bueno de Washington a cambio del
silencio ruso en caso de que EE UU ataque finalmente Irak, al que
el miércoles mismo Moscú defendía aparentemente.
«Putin canjea a Sadam Husein por Georgia», señalaba el diario
digital «Gazeta.ru». «Moscú ha decidido aplicar en Georgia la misma
línea que Estados Unidos en Irak», dijo el diario «Kommersant».
«El Kremlin ha estado tanteando a Washington sobre un posible
acuerdo que dejaría mano libre a los rusos en el Cáucaso, incluida
Georgia, mientras los norteamericanos acorralan a Irak», señaló el
experto militar Pavel Felgenhauer. «Gazeta.ru» señaló que la
elección del 11 de septiembre para el ultimátum no fue casual pues,
según fuentes oficiosas, el presidente norteamericano, George Bush,
y el primer ministro británico, Tony Blair, conocían el texto antes
de ser difundido.
Putin había hablado por teléfono con Bush la noche anterior y,
tras lanzar el ultimátum, le cursó otro mensaje en el que subrayaba
que Washington y Moscú tienen la meta común de «erradicar» el apoyo
y «connivencia de Estados soberanos» con el terrorismo.
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