Bush prepara una nueva ofensiva diplomática para convencer a sus aliados.

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FRANCE PRESS-EFE «Estados Unidos tiene la fuerte convicción de que no debemos y no permitiremos a los peores líderes del mundo que amenacen a Estados Unidos, a nuestros amigos y aliados, con el chantaje de las peores armas del mundo», aseguró el presidente de EE UU, George W. Bush. Por su parte, el secretario de Estado, Colin Powell, indicó que Estados Unidos quiere una nueva resolución de la ONU para garantizar que Irak respetará sus compromisos sobre desarme. «La única manera de que no suceda lo habitual y que el pasado no se repita, me parece, es poner eso en una nueva resolución», declaró Powell a los periodistas después de la aceptación por Bagdad del retorno de los inspectores de armamento de Naciones Unidas.

Irak confirmó ayer que acepta el regreso incondicional de los inspectores de desarme de la ONU, pero se mostró convencido de que esa medida no cambiará la determinación de Estados Unidos de realizar un ataque militar. «Encontrarán otra excusa para seguir con sus planes. El objetivo no son las supuestas armas de destrucción masiva, sino el control de Oriente Medio y de su petróleo», dijo el viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, en rueda de prensa en Bagdad.

Tras afirmar que Irak adoptó la decisión en atención a peticiones de «los Estados árabes y de naciones amigas», Aziz argumentó que, con su nueva actitud, su país «echa abajo la justificación que exponían para atacarnos». Calificó, sin embargo, a continuación de «descorazonador» la postura de EE UU de considerar una «maniobra de distracción» el cambio de postura del régimen iraquí, que hasta ahora se negaba a la vuelta de los interventores armamentísticos. «Buscarán a cada minuto un nueva excusa. Quieren nuestro petróleo y garantizar su dominio sobre la región en beneficio de su aliado, la entidad sionista (Israel)», insistió Aziz, quien aseguró que «lo que pretende EE UU es extender su hegemonía por todo el mundo».

Las declaraciones del viceprimer ministro del Gobierno de Bagdad se producen después de que el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Nayi Sabri, entregara en la madrugada de ayer en Nueva York una carta al secretario general de la ONU, Kofi Annan, en que informaba de que Irak autoriza el regreso inmediato de los inspectores. La decisión del régimen de Sadam Husein de aceptar el regreso incondicional de los inspectores produjo ayer las primeras divisiones entre los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente entre Rusia, China, Francia y Estados Unidos.