España logró ayer un asiento de dos años en el Consejo de Seguridad
con el mayor respaldo obtenido en su historia para estar en ese
órgano, al recibir 180 votos de la Asamblea General de las Naciones
Unidas. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, declaró en
Londres en el momento de producirse la votación que la presencia de
España en el Consejo supone un «grandísimo reto». «Es una gran
responsabilidad porque es estar en primera fila», dijo.
El embajador español en la ONU, Inocencio Arias, afirmó poco
después de conocerse la elección: «España ha metido un gol bueno,
además de una forma rotunda, dado que hemos tenido una votación de
180 votos, que es la más grande que ha tenido España en su historia
y una de las más grandes que ha habido». Éste será el cuarto
mandato de España tras haberse sentado en el Consejo durante los
bienios 1969-1970, 1981-82 y 1993-94.
Arias destacó el mérito de «todos los que han participado» en
lograr que España esté en el Consejo, «desde el presidente del
Gobierno, que sé que se empleó a fondo en muchas plazas difíciles,
hasta los tres ministros que han estado en el cargo y la inmensa
parte de la diplomacia española». Arias destacó la importancia de
pertenecer al Consejo, al señalar que, «hablando en plata, es el
que corta el bacalao en las Naciones Unidas», y dijo que estar o no
en ese órgano «es una diferencia como la de la noche y el día».
Y ello, no sólo porque los asuntos que trata el Consejo son los
más importantes para la paz y la estabilidad internacional, sino
porque para España «ha llegado el momento de la verdad». «Ahora no
puedes ponerte de perfil, ahora tienes que tomar partido», comentó
Arias, que añadió que el Consejo da a un país «fuerza, poder e
importancia, especialmente en los temas importantes donde los
grandes se dividen, porque uno u otro necesitan tu voto».
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