En medio de la enésima crisis en Irlanda del Norte, Tony Blair
relevó ayer al ministro para el Ulster, un políticamente quemado
John Reid, para colocar a Paul Murphy, uno de los artífices del
acuerdo de paz de Viernes Santo. La retirada de Reid se produjo
durante una remodelación del Gobierno tras la dimisión de la
titular de Educación, Estelle Morris, quien anunció el miércoles
por la noche que dejaba la cartera después de un escándalo por los
exámenes de selectividad.
El relevo del ministro para el Ulster ha sorprendido al mundo
político, ya que su partida se produce en medio de una crisis en el
Ulster por la reciente suspensión de la autonomía norirlandesa. Los
problemas se centran en la exigencia de los unionistas de conseguir
la disolución del IRA; de lo contrario, no están dispuestos a
compartir el poder con el Sinn Fein. La gestión de Reid estuvo
marcada por tres suspensiones de las instituciones del Ulster, que
terminaron por minar su reputación y que se ha traducido ahora en
su pase a la irrelevante posición de presidente honorario del
Partido Laborista.
A este ministro le sustituye el hasta ahora titular para Gales,
Paul Murphy, un buen conocedor de la problemática norirlandesa pues
fue «segundo» en ese Departamento durante las conversaciones que
permitieron la firma del acuerdo de paz el 10 de abril de 1998.
Educado en un colegio católico en Gales, Murphy es respetado en la
provincia y considerado un político que sabe escuchar, ingredientes
vitales para restablecer la confianza entre los principales
partidos de Irlanda del Norte.
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