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En un comunicado divulgado ayer por la agencia oficial de noticias local INA, se explica que el Gobierno iraquí «examinará el documento pese a que es una resolución aviesa e injusta», y se pronunciará «en los próximos días». Sin embargo, las primeras declaraciones procedentes de diferentes fuentes oficiales iraquíes dejan ya entrever la oposición del régimen del presidente, Sadam Husein, a la nueva resolución, considerada «un salvoconducto» para un ataque contra Irak.

«La comunidad internacional ha podido abortar los intentos de la malvada Administración estadounidense de agredir a Irak. Pero aún estamos preparados para combatir por nuestra tierra. Los árabes deben entender que es un ataque orquestado por Israel y Estados Unidos». Frente a las críticas, el embajador iraquí en Jordania, Sabah Yasin, lanzó un mensaje algo más conciliatorio al asegurar que su país «no tiene problemas» para colaborar con los inspectores de desarme de la ONU.

Temores similares albergaba ayer la prensa oficial iraquí, desde donde ya se vaticina que Irak aceptará, a regañadientes y con suspicacias, el regreso de los inspectores de desarme de la ONU, que podrían presentarse en Bagdad en unos 10 días. Mientras, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió ayer de nuevo a Irak de que no incumpla la resolución sobre desarme adoptada el viernes por la ONU, que «ha unido al mundo». «El mundo se ha unido para decir que no se permitirá que el régimen al margen de la ley de Irak construya o posea armas químicas, biológicas o nucleares», dijo Bush en su mensaje semanal por radio a la nación.

Consideró una victoria diplomática de su país la resolución sobre Irak aprobada, que establece pasos y plazos que ese país debe cumplir para desarmarse. La Liga Arabe, que se reunirá hoy en El Cairo, «respeta» la nueva resolución de la ONU, pero «teme» que sólo sirva para que Estados Unidos pueda cumplir con su amenaza de atacar Bagdad. Siria justificó ayer su voto a favor de la nueva resolución de la ONU para el desarme iraquí por su deseo de «evitar una guerra contra Irak». El Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad el ultimátum dado a Irak para su desarme. En la votación sorprendió la aceptación de Siria, único país árabe actualmente miembro del Consejo de Seguridad, y que hasta entonces se había opuesto a cualquier tipo de nueva resolución.