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Los líderes de la UE llegaron ayer a un acuerdo sobre una posición europea relativa a la crisis de Irak, en la que se alude, por primera vez, a la eventualidad del uso de la fuerza, si bien «como último recurso». Según anunció a la prensa el presidente de turno de la Unión, el griego Costas Simitis, los Quince reafirmaron el papel central de las Naciones Unidas y la autoridad del Consejo de Seguridad en la solución de la crisis de Irak.

«Haremos todos los esfuerzos para hacer avanzar la paz y consideramos que la guerra no es inevitable», dejó claro el presidente de turno de la UE al término de la cumbre extraordinaria celebrada esta noche en Bruselas.

Los Quince afirmaron, no obstante, que «la fuerza es un instrumento a nuestra disposición», según resumió Simits, aunque «sólo como último recurso» y que «corresponde al régimen de Irak poner fin a la crisis cumpliendo totalmente las demandas del Consejo de Seguridad» de la ONU.

«Queríamos una línea de acción para el futuro y una respuesta a las manifestaciones multitudinarias de este fin de semana», reconoció Simitis. «Se trataba de hacer comprender que la Europa unida es una Europa de paz. Las esperanzas de los ciudadanos eran claras. Los manifestantes nos han hecho comprender que era imprescindible trabajar juntos».

Sobre la influencia de las manifestaciones en este renovado consenso europeo, el presidente de la Comisión, Romano Prodi, notó que los desfiles multitudinarios del fin de semana «no han sido como las protestas políticas de los jóvenes de antaño; ha sido toda la sociedad la que estuvo representada».

La declaración aprobada por los Quince parte de la base de que «la respuesta que demos a la crisis iraquí tendrá consecuencias para las generaciones futuras» y el tratamiento del problema de la proliferación de armas.