El Kremlin y la industria bélica rusa rechazaron ayer las
acusaciones de Washington sobre la presunta venta a Irak de armas y
sistemas de interferencia electrónica que sirvan al régimen de
Bagdad a resistir el avance de Estados Unidos.
Una nota de protesta cursada al Gobierno ruso por la Casa Blanca
hace días citó la venta de cohetes y proyectiles antitanque,
visores nocturnos y equipos de interferencia electrónica capaces de
desviar los aviones de guerra y los misiles autodirigidos
estadounidenses.
«Rusia cumple rigurosamente sus obligaciones internacionales y
no ha suministrado a Irak equipos, incluido militares, en violación
del régimen de sanciones», declaró en una rueda de prensa el jefe
de la diplomacia rusa, Igor Ivanov.
El ministro respondió de esta manera a las acusaciones lanzadas
por el Departamento de Estado norteamericano y publicadas el
domingo por el diario «The Washington Post» sobre supuestas ventas
de armas y material militar por parte de empresas rusas a Irak.
Pero políticos, militares y directores de empresas militares
rusos negaron la supuesta venta de armas prohibidas a Bagdad y
denunciaron que Washington pretende responsabilizar a Rusia de las
dificultades que afrontan las tropas de la coalición
antiiraquí.
La Casa Blanca insistió ayer en que «cuenta con pruebas
sustanciales» de que empresas rusas han ofrecido asistencia y
material prohibido» a Irak.
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