Los países ricos del G8 abrieron ayer una vía a una asociación con
los países menos prósperos de la Tierra para cooperar así en su
progreso social y económico mediante un diálogo en el que
participaron once Estados menos desarrollados.
La propuesta del líder brasileño, adelantada en Davos y Porto
Alegre, consiste en la creación de un Fondo Mundial «capaz de dar
comida a quien tiene hambre y de crear las condiciones para acabar
con las estructuras del hambre».
Lula ha acompañado su petición de posibles soluciones para
financiarla. «Una tasa al comercio internacional de armas» y la
inversión de un porcentaje de los pagos de deuda exterior de los
países emergentes a los desarrollados son las dos opciones
presentadas por el ex sindicalista.
Los líderes del G8 celebraron en el balneario francés de Evian
una reunión o «diálogo ampliado» con estos países que el presidente
galo, Jacques Chirac, cree que tiene muchas posibilidades de
continuar en las próximas ediciones de este tipo de cumbres.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se atrevió a
asegurar que después de la reunión de hoy no concibe que las
próximas cumbres del G8 se celebren sin la presencia de los países
en desarrollo.
«No hay marcha atrás posible», señaló Lula, quien indicó que
durante la presidencia estadounidense el año próximo de los siete
más ricos y Rusia, «difícilmente se hará una reunión en la que no
se invite a los países que estaban presentes hoy».
En medio de una gran expectación por su asistencia en Evian,
Lula afirmó que se trató de «una reunión que puede marcar una nueva
relación entre los países ricos y los países en vías de desarrollo»
ya que los representantes de estos últimos pudieron «decir los
problemas que tenemos y las soluciones que ofrecemos».
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