El director general francés de la Salud, Lucien Abenhaim, se
convirtió ayer al dimitir en la primera víctima política de la ola
de calor que, según las autoridades, puede haber provocado 5.000
muertes.
«Tengo el honor de presentar mi dimisión del puesto de director
general de la Salud que ocupo desde el 26 de agosto de 1999»,
escribió Abenhaim en su carta de dimisión.
Este profesor, que permanecerá en su puesto hasta que sea
nombrado un sustituto, explicó su gesto por «las polémicas actuales
sobre la gestión de la epidemia asociada a la canícula» y en su
deseo de poder explicarse «serenamente».
El ministro de Sanidad, Jean-Francois Mattei, acusó ayer a los
servicios de alerta sanitaria de la Dirección General de la Salud y
del Instituto de vigilancia sanitaria, dependiente del anterior, de
no haber funcionado correctamente. Tras conocer el alto número de
víctimas, Mattei precisó que él se dio cuenta de la «gravedad de la
situación» el lunes pasado.
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