Aznar, con la mano vendada, saluda a Bush durante el encuentro que mantuvieron ayer en Nueva York.

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FRANCE PRESS/EFE-NUEVA YORK
Mientras el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se refirió a estos momentos como críticos y criticó la política de defensa preventiva de Estados Unidos, el presidente de ese país, George W. Bush, no se dio ni por aludido y siguió defendiendo la invasión de Irak, además de solicitar más ayuda sin otorgar mucho a cambio. Bush recitó un discurso que parecía escrito hace varios meses, en el que volvió a justificar la invasión de Irak en los mismos términos de antes de la invasión y mencionó de nuevo la existencia de armas de destrucción masiva que, pasados casi seis meses desde la toma de Bagdad, siguen sin aparecer y reiteró que «el régimen de Sadam Husein tenía lazos con el terrorismo».

Este proceso (en Irak) debe desarrollarse conforme a las necesidades de los iraquíes y no debe ser adelantado o retrasado por la voz de otras partes, declaró, en referencia directa a la oposición de Francia y Alemania a la ocupación estadounidense del territorio iraquí. Sigamos adelante, dijo el mandatario, para luego invitar a la ONU a ostentar un mayor papel en la reconstrucción de Irak, aunque sólo sea participando en la preparación de la constitución del país.

En segundo lugar, el presidente de EEUU exhortó a sus homólogos a tomar medidas decisivas y coordinadas para detener la multiplicación de armas de destrucción masiva. «La combinación mortal de regímenes ilegales y las armas de destrucción masiva constituye un peligro que no puede ser ignorado», dijo, refiriéndose, sin nombrarlos, a Corea del Norte e Irán.

A este respecto, el mandatario volvió a referirse a las armas de destrucción masiva que supuestamente albergaba el régimen de Sadam y que sirvieron de argumento principal para la invasión de Irak. «El régimen de Sadam cultivaba vínculos con el terrorismo mientras desarrollaba armas de destrucción masiva, y se negó a mostrarlas cuando el mundo se lo exigió», dijo.