La Liga Arabe, reunida anoche de urgencia, acusó a Israel que
querer arrastrar a la región a una «espiral de violencia» pidió a
la ONU que intervenga inmediatamente para terminar con las
«provocaciones israelíes» contra Siria.
Si la comunidad internacional se volcó el sábado en condenar el
atentado suicida, ayer hizo lo propio para denunciar el ataque
aéreo del Ejército hebreo contra un presunto campo de entrenamiento
de Yihad Islámica en territorio sirio. Todos los países que se
pronunciaron coincidieron en señalar que Israel estaba incurriendo
en una «grave escalada».
Sin embargo, el Gobierno estadounidense demostró de nuevo su
sintonía con Israel y, en vez de condenar el ataque, recordó a
Siria que ya fue advertida en su momento por Washington de que
estaba en el bando equivocado en la guerra contra el terrorismo.
«Hemos dicho en varias ocasiones al Gobierno sirio que está en el
bando malo en la guerra contra el terrorismo y que debe dejar de
dar cobijo a terroristas», señaló un responsable de la Casa
Blanca.
Más matizada fue la postura de Londres. El Gobierno británico
reconoció que Israel tiene derecho a «protegerse» de los atentados
terroristas, pero siempre respetando la legalidad
internacional.
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