El propósito, dejó claro, era «dar un golpe de Estado» contra
Obiang, cuyo país cuenta con importantes recursos petrolíferos.
El ministro zimbabuense del Interior, Kembo Mohadi, en una
declaración leída ante los medios de comunicación, dijo que los 67
presuntos mercenarios detenidos el domingo pasado en Harare «fueron
ayudados por los servicios secretos británicos, es decir el MI6, la
CIA norteamericana y los servicios secretos españoles».
Mohadi daba por hecho que el destino de los detenidos, que
hicieron escala en Harare después de partir de Sudáfrica en un
vuelo no autorizado, era Guinea Ecuatorial, e insistió, en
declaraciones posteriores, que «el vuelo fue facilitado» por los
servicios secretos de España, EEUU y Gran Bretaña.
Mohadi también sostuvo que el complot contaba con la cooperación
pasiva del jefe de la policía y del jefe del ejército de Guinea
Ecuatoriana, a quienes fueron prometidos puestos en un nuevo
gobierno pos-Obiang a cambio de no oponer resistencia al golpe.
Como fuente, el ministro citó a uno de los detenidos, Simon
Mann, quien según las autoridades zimbabuenses es ex miembro de las
fuerzas especiales británicas SAS.
Mann fue uno de los tres hombres que esperaban en el aeropuerto
de la ciudad de Harare para recibir a los otros 64 presuntos
mercenarios, que llegaron en un avión de carga Boeing 727-100.
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