Al menos ocho palestinos murieron y veinte resultaron heridos ayer
en una nueva incursión del Ejército israelí en la franja de Gaza,
lo que eleva a 13 las víctimas mortales en las últimas veinticuatro
horas y a 60 el número de heridos.
En respuesta a ese asesinato, milicianos del Hamás han disparado
una veintena de proyectiles de mortero contra asentamientos judíos
en la franja de Gaza, y siete cohetes Kasam contra comunidades
rurales en la parte septentrional del Néguev, sin causar víctimas.
El Ejército israelí entró en la zona de Bet Lahíe, en el extremo
norte de la banda autónoma, con tanques y vehículos blindados para
el transporte de tropas de infantería, en una operación destinada a
eliminar las lanzaderas de primitivos cohetes Kasam.
Un portavoz militar dijo que las fuerzas han arrancado plantas y
arbustos en los escondían milicianos palestinos para disparar y han
efectuado una redada casa por casa en busca de milicianos. La
redada se produce en momentos de máxima tensión, a tan sólo cuatro
días del asesinato Abdelaziz Ratinsi, del líder del Movimiento de
la Resistencia Islámica (Hamás) en un ataque de helicópteros
Apache.
La represalia israelí no tardó en llegar, y ya el martes tanques
y otros vehículos blindados invadieron las localidades de Bet Hanún
y Bet Lahíe en una redada que dejó cinco muertos.
Las cinco víctimas, civiles, eran vecinos del barrio de
al-Nadda, un nuevo vecindario hasta el que el Ejército israelí, y
en el que cientos de adolescentes y jóvenes lanzaron piedras a los
tanques y soldados, quienes abrieron fuego contra ellos con armas
automáticas, con un balance de 45 heridos.
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