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Bush visitó ayer el Pentágono y tras estudiar con la cúpula del departamento la marcha de las operaciones militares y políticas en Irak, pronunció una declaración que se convirtió en un respaldo total a Rumsfeld. A pesar de que el escándalo de las torturas y malos tratos continúa, con nuevas e impresionantes fotografías, Bush dejó claro desde el principio su firme respaldo al jefe del Pentágono, quien dirige «valerosamente al país durante dos guerras» y elogió su gestión al frente de las Fuerzas Armadas. Rumsfeld «está haciendo un trabajo soberbio, es un secretario de Defensa fuerte y nuestro país tiene con él una deuda de gratitud», añadió Bush.

Mientras, el administrador civil de EE UU en Irak, Paul Bremer, fue informado el pasado noviembre de que soldados norteamericanos torturaban a prisioneros en ese país, según el ex ministro iraquí de Derechos Humanos, Abdul Basid Turki. En una entrevista exclusiva que publicaba ayer y el diario británico «The Guardian», Turki, quien dimitió en abril, asegura que advirtió a Bremer dos veces de los abusos de las fuerzas de EE UU.

Bush no omitió los malos tratos en la prisión de Abu Gharib, sobre los que Rumsfeld le enseñó varias fotografías aún no divulgadas por el Pentágono, según fuentes de la Casa Blanca.

El presidente regañó a Rumsfeld la semana pasada por no haberle informado del escándalo, ya que se enteró por la prensa de los malos tratos. Pero Bush se ciñó a la explicación oficial de Washington acerca de que lo ocurrido en las prisiones iraquíes es responsabilidad de «unos pocos». El presidente dijo que habrá una rendición completa de cuentas por los abusos, que «fueron un insulto al pueblo iraquí y una afrenta a las normas más básicas de moralidad y decencia».

Mientras, el comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, el general John Abizaid, asumió la responsabilidad por los malos tratos infligidos a prisioneros iraquíes.