La policía saudí está en alerta máxima para detener a los tres
terroristas que participaron en los atentados y la posterior toma
de rehenes en Jobar, acciones que causaron la muerte de 22 personas
de diez nacionalidades.
Las fuerzas de seguridad establecieron puestos de control en
todas las carreteras de la zona, en la costa del golfo Pérsico,
especialmente aquellas que unen Jobar con las diferentes ciudades
saudíes, incluida la capital.
Todos los vehículos que circulan por el área donde tuvieron
lugar los atentados del sábado y la toma de rehenes -que duró hasta
el domingo- son registrados por la policía, que también inspecciona
las granjas privadas en la zona.
Las autoridades políticas y religiosas saudíes reiteraron
entretanto su llamamiento para que la población del conservador
reino árabe rechace la violencia y el extremismo, y ayude a la
detención de los terroristas. El mufti de Arabia Saudí, jeque
Abdulaziz Bin Abdala, máxima autoridad religiosa del reino, afirmó
que los atentados contra los civiles «no tienen nada que ver con el
Islam», e instó a los saudíes a obedecer a su Gobierno para poner
fin a las «acciones criminales» en el país.
El país se encuentra en estado de máxima alerta ante el temor de
que se produzcan nuevas acciones terroristas. Después de los
atentados de Al Jobar, Gran Bretaña, Francia y Australia han
desaconsejado a sus ciudadanos que viajen a Arabia Saudita,
mientras que EE UU reiteró su recomendación a los 30.000 ciudadanos
que allí viven que abandonen el país.
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