Mandos de la inteligencia militar de EE UU autorizaron el uso de
perros sin bozal para atemorizar a prisioneros iraquíes,
incumpliendo así la orden del presidente George W. Bush de no usar
métodos ilegales con los reclusos.
Un informe publicado ayer por el diario «The Washington Post»
desvela que los responsables de inteligencia ordenaron a los
adiestradores de los perros del Ejército que les quitaran el bozal
para intimidar a los reclusos.
El periódico recoge las declaraciones juradas de dos de los
cuidadores de los animales, los sargentos Michael Smith y Santos
Cardona, ante los encargados de la investigación del Pentágono
sobre los abusos y torturas detectados en las prisiones
iraquíes.
Según su declaración, los adiestradores llegaron a hacer una
especie de apuesta para adivinar cuántos prisioneros se orinarían
involuntariamente de miedo y pavor ante los animales.
Smith dijo que, a petición de los interrogadores, muchas veces
acercaba a los perros ladrando a tan sólo unos centímetros de los
aterrorizados reclusos.
Los dos testimonios coinciden al apuntar al coronel Thomas Papas
como el oficial de mayor graduación de los servicios de
inteligencia presentes en la prisión de Abu Ghraib, cercana a
Bagdad, implicado en este nuevo capítulo del escándalo.
Smith y Cardona afirman que el coronel les dijo que el uso de
perros en los interrogatorios había sido aprobado por mandos
superiores, concretamente un general.
Algunas de las fotos que revelaron la práctica de torturas y
malos tratos en Abu Ghraib muestran a pastores alemanes azuzados
contra prisioneros desnudos, arrodillados y con las manos atadas a
la espalda.
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