La aviación estadounidense inició el ataque aéreo contra los insurgentes en Nayaf.

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El primer ministro iraquí, Iyad Alaui, dio ayer una «última oportunidad» al clérigo chií Muqtada Al Sadr, mientras las tropas de Estados Unidos han lanzado un intenso ataque contra el jeque y sus seguidores. Al tiempo que el cerco a Al Sadr se estrechaba, la violencia continuó en otras ciudades del país, como en Bagdad, donde se registraron varias explosiones.

Horas antes del ultimátum de Alaui, el ministro de Estado iraquí, Kasim Daoud, también dio unas «horas» a Al Sadr para que ordenara la retirada de sus hombres de la gran mezquita de Nayaf. A esas voces se unió la del decano de la familia Al Sadr, el también clérigo Husein Al Sadr, que pidió a Muqtada que acepte «inmediatamente» las exigencias para que desarme a su milicia y abandone la mezquita.

Alaui aseguró que en caso de que Al Sadr acepte el ultimátum, el Gobierno iraquí está dispuesto a «garantizar su seguridad y la de su grupo». El primer ministro reiteró, no obstante, que su Gobierno no permitirá la existencia en el nuevo Irak de grupos armados o de milicias, e instó a los rebeldes chiíes a que «depongan las armas, abandonen la mezquita y se impliquen en los esfuerzos para mejorar la situación y construir una verdadera democracia en el país».

Al Sadr se encuentra atrincherado desde hace semanas en la mezquita del Imán Alí, en Nayaf, una de las más sagradas para la comunidad chií en todo el mundo, donde capitanea a sus milicianos del llamado «Ejército del Mahdi».