En mayo de 2003, el presidente de EEUU, George W. Bush, declaró el
fin de la guerra contra el país, y desde entonces, cerca de 800
militares han perdido la vida en operaciones de combate.
En la ciudad rebelde de Faluya, al menos seis iraquíes murieron
y otros 24 resultaron heridos en bombardeos aéreos estadounidenses
contra supuestos escondites de insurgentes iraquíes, informaron
fuentes médicas. Según el relato de los testigos, fuertes
explosiones se escucharon esta mañana en varios puntos de la
conflictiva ciudad, ubicada a unos 50 kilómetros al oeste de
Bagdad.
En Bagdad, un soldado norteamericano murió y otros dos
resultaron heridos a primera hora de la tarde a causa de la
explosión de una bomba de fabricación casera en el suburbio chií de
Ciudad Sader, al este de la capital. Con esa muerte el número de
norteamericanos muertos supera el millar, tres de ellos civiles, en
acciones de combate desde el inicio e la invasión de Irak en marzo
de 2003.
Por otra parte, el secuestro de dos cooperantes italianas ha
causado un negativo efecto en la mayoría de las organizaciones
humanitarias que trabajan en Irak, que ayer anunciaron su intención
de abandonar este país. Un cooperante español que por motivos de
seguridad prefirió no identificarse, confirmó en Bagdad que
«después de los sucedido el martes» ya se ha dispuesto todo para
cerrar el proyecto y salir de territorio iraquí «en días, lo más
pronto posible». El coordinador general de las ONG en Bagdad,
Jean-Dominique Bunel, afirmó ayer que la mayoría de las
organizaciones internacionales han decidido adoptar la misma
medida.
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