Tras el refrendo electoral del martes, el presidente George W. Bush
prometió ayer dialogar con la oposición demócrata y los aliados de
EE UU en el exterior, en busca de unidad en la guerra contra el
terrorismo y reformas a nivel interno. El presidente estadounidense
se reunió ayer con su Gabinete para articular las líneas de
gobierno de su segundo mandato, y luego ofreció una rueda de prensa
en la que destacó como prioridades la continuación de la guerra
contra el terrorismo y, a nivel interno, la reforma del sistema
fiscal y del sistema público de pensiones.
Bush prometió algo de disciplina en el gasto público ante los
déficits récords consecutivos, pero basó las esperanzas de mejorar
ese problema en que la economía aumente su crecimiento y permita
una importante recaudación impositiva. «La clave de la reducción
del déficit es el control de los gastos. La otra forma de hacer
bajar el déficit es hacer crecer la economía. Con el crecimiento de
la economía, los ingresos del Estado aumentarán, manifestó Bush
tras considera que «para acelerar el dinamismo de la economía y
continuar creando empleos, debemos tomar medidas prácticas con el
objetivo de ayudar a la creación de empleo».
Bush, al reconocer que su primer mandato generó muchas
divisiones en torno a su figura, apareció ayer con un tono
conciliador y mesurado, en un intento de extender la mano a quien
ha estado en desacuerdo con él. «A todos los países civilizados les
incumbe el resultado de esta guerra. Cualesquiera que hayan sido
nuestras diferencias en el pasado, compartimos un enemigo común y
tenemos obligaciones comunes para proteger a nuestros pueblos»,
afirmó. «Tomé decisiones difíciles, para protegernos, extender la
paz y la libertad, comprendo que en algunas capitales y en algunos
países esas decisiones no fueron populares». Bush recalcó que los
«demócratas también quieren que el país esté seguro» frente al
terrorismo. En política exterior prometió trabajar con «nuestros
amigos y aliados en la UE y en la OTAN».
Reconoció que algunas de sus decisiones en el exterior, sobre
todo las guerras de Afganistán e Irak, han creado un problema para
la imagen de EE UU, pero insistió en que «tenemos la misión de
proteger a todos los estadounidenses».
Sobre Irak, recalcó que el objetivo es tratar de que las
elecciones previstas para enero se celebren con la mayor normalidad
posible, para lo que dijo que los jefes militares estadounidenses
«tendrán todos los recursos que necesiten».
El Pentágono anunció el pasado fin de semana que ampliaría en
dos meses la presencia en Irak de unos 6.500 soldados para reforzar
su dispositivo de cara a las elecciones iraquíes, pero Bush -que
estaba entonces enfrascado en la recta final de la campaña
electoral- reconoció ayer no estar al tanto de ello.
«Trabajaremos con el gobierno de Allawi para conseguir nuestro
objetivo, que son las elecciones, un camino hacia la estabilidad.
Continuaremos entrenando a los soldados» para añadir que «el número
de tropas iraquíes formadas de aquí a las elecciones será de
125.000 hombres».
Respecto a Oriente Medio señaló que «la paz es muy importante
para un mundo pacífico. Trabajo para alcanzar la paz en Medio
Oriente desde que soy presidente. Considero que es importante para
nuestros amigos, los israelíes, tener un Estado palestino en paz en
sus fronteras. Es muy importante para el pueblo palestino tener en
un futuro paz y esperanza».
Interrogado sobre una información, luego desmentida, que
anunciaba la muerte del líder palestino, Yaser Arafat, Bush dijo
«mi primera reacción es: ¡Qué Dios bendiga su alma! Mi segunda
reacción es que continuaremos trabajando para un Estado palestino
libre en paz con Israel».
En cuestiones domésticas, avanzó que sus prioridades serán la
reforma del sistema fiscal y de la Seguridad Social. El sistema
fiscal actual es, según el presidente, «complicado y anticuado», y
supone «un freno para la economía».
El plan de Bush para reformar las pensiones de la Seguridad
Social consistiría en una privatización parcial, que permitiría a
los trabajadores jóvenes controlar parte del dinero que se destina
actualmente para el sistema público de pensiones.
«Debemos tomar medidas para reforzar la seguridad social para
nuestros hijos y nuestros nietos. Costaría mucho más caro no hacer
nada que si reformamos el sistema de salud hoy en día. Debemos
atacar los juicios abusivos que hacen subir los costos del seguro
de salud y que perjudican tanto a los médicos como a los
pacientes».
A pesar de tender la mano abierta, Bush no dejó claro que, en
los asuntos polémicos, espera que los demócratas se acerquen más a
él que al revés. Por si alguien no se había enterado, Bush dijo en
tono claro al abrir su conferencia de prensa: «Los votantes de
Estados Unidos marcaron la dirección que nuestro país debe seguir
en los próximos cuatro años».
Bush pidió que el Congreso sea más activo y «que los demócratas
no hagan esfuerzos para bloquear mis propuestas. He venido a hacer
cosas, y las vamos a hacer», sentenció. En un tono personal, Bush
quiso dar la impresión de que está listo para el reto de gobernar
durante los próximos cuatro años: «Estoy preparado para el
trabajo». También dijo que habrá cambios en su Gobierno, pero no
avanzó detalles «no he tomado decisiones aún».
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