La decisión de Bush pone fin a las conocidas divergencias
mantenidas hasta ahora entre el Departamento de Estado y la Casa
Blanca. Mientras que Powell pese a presentar ante el Consejo de
Seguridad de la ONU su propuesta para lograr apoyos en la invasión
a Irak por su posesión de armas de destrucción masiva -que luego se
reveló falso-, había advertido a Bush de los riesgos de llevar a
cabo dicha invasión, Rice mostró siempre un ciego apoyo a las tesis
del presidente.
Tras concluir las elecciones de noviembre con la sensación de
que la campaña electoral había puesto de relieve la fuerte
polarización de la sociedad estadounidense y escuchar los mensajes
conciliadores de los líderes políticos en búsqueda de la unidad del
país, el nombramiento de Rice pone de relieve el endurecimiento en
materia de política exterior que la Administración Bush impondrá en
la próxima legislatura.
La renuncia anunciada el lunes del secretario de Estado, Colin
Powell, calificado como la 'paloma' de la diplomacia estadounidense
ha puesto fin a una etapa de cuatro años de política exterior de
contención tras el nombramiento de Rice, una fiel seguidora de las
consignas de Bush que la han llevado a protagonizar numerosos
encontronazos con la opinión pública estadounidense.
«Condi Rice es la persona adecuada para esos retos», afirmó Bush
al realizar el anuncio en la Casa Blanca. Bush destacó que en los
últimos años ha confiado en el consejo y el «juicio firme y sólido»
de Rice, quien durante el primer mandato del presidente asumió un
protagonismo inusual en la fijación de la política exterior de
EEUU, por encima incluso del secretario de Estado saliente, Colin
Powell.
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