La reciente oleada de ataques contra las ciudades chiíes muestran
un intento de sabotear las elecciones en estas regiones, y
extienden además en Irak la preocupación de que la violencia
sectaria degenere en una guerra civil.
Mohamed Bahr al Ulum, también clérigo y miembro del desaparecido
Consejo Provisional de Gobierno, pidió a los chiíes que sean
sensatos y no se dejen llevar por la ira, pues «los autores (de los
atentados) lo que buscan es incitar a la guerra civil» en el
país.
Tanto Nayaf como Kerbala albergan algunos de los santuarios más
venerados por los chiíes de Irak y el mundo entero -en concreto,
las tumbas del yerno y el nieto de Mahoma-, y de hecho los
atentados se han perpetrado en las cercanías de estos
mausoleos.
Los ataques de estos últimos días coinciden con advertencias
insistentes sobre el peligro de que el país se hunda en una guerra
civil entre suníes y chiíes, pues todo apunta a que los autores de
los atentados son grupos suníes radicales, pese a que no haya una
reivindicación clara.
Suníes y chiíes están enfrentados en este momento sobre la
conveniencia o no de celebrar las elecciones del 30 de enero
próximo: mientras que los chiíes, con el Gran Ayatolá Ali Sistani a
la cabeza, promueven una participación masiva, el Comité de Ulemas
suníes (máximo órgano religioso) ha pedido la abstención.
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