Ambos candidatos comparecieron en el primer canal de televisión
estatal en un nuevo debate en directo de cara a la segunda vuelta
«bis» del próximo domingo y hablaron en distintos idiomas, pues
Yúschenko se expresaba en ucraniano y Yanukóvich en ruso.
Yúschenko, quien fue el primero en hablar, atacó recordando la
«falsificación total» de los resultados electorales, mientras su
rival se definió como víctima de un «pacto» entre el que fuera su
patrón, el presidente saliente Leonid Kuchma, y la oposición.
«Los resultados de las elecciones fueron robados: mi oponente y
su equipo nos quitaron más de tres millones de votos, intentaron
robarnos el futuro», denunció Yúschenkop, el líder de la
«revolución naranja», la campaña de resistencia civil al
«pucherazo».
Yúschenko subrayó que sólo las masivas protestas populares y la
postura firme del Parlamento hicieron posible que el Tribunal
Supremo revisara los resultados, invalidara los comicios por fraude
y ordenara repetir la votación de forma limpia y transparente.
El líder opositor indicó que el fraude fue orquestado por
Yanukóvich y Kuchma, quienes pusieron toda la maquinaria del Estado
al servicio de la campaña del primer ministro, pero puntualizó que
el pueblo de Ucrania no quiere vivir «bajo el poder de las
mafias».
Yanukóvich replicó que «el poder representado por Kuchma se alió
con los dirigentes del llamado 'golpe naranja' y tomó decisiones
ilegales», en alusión a la repetición de los comicios y los cambios
de la ley electoral adoptados para reducir la posibilidad de
fraude.
El jefe del Gobierno, apoyado por Moscú y los clanes
industriales del este del país, de mayoría rusa, declaró que su
rival, incluso si gana los comicios, será «presidente de sólo una
parte de Ucrania», en una nueva amenaza velada a una eventual
partición del país.
«Basta de jugar con el separatismo» respondió Yúschenko, quien
insistió en que «Ucrania es una sola».
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