La policía cargó contra los manifestantes con dureza empleando gases lacrimógenos.

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AGENCIAS-QUITO
Las protestas en las inmediaciones del Palacio de Gobierno para exigir la renuncia del presidente del país, Lucio Gutiérrez, continuaron hasta la madrugada, por quinto día consecutivo, aunque ya entrado el domingo, se restableció una relativa calma a pesar de que grupos aislados de gente siguió manifestándose con bocinazos de sus vehículos en distintos puntos de la capital.

Por su parte el presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrez, revocó el estado de excepción que decretó en Quito y abrió un espacio de diálogo con la oposición para solucionar lo más pronto posible la crisis en el Poder Judicial, que fue el detonante del conflicto político en el país. En un mensaje televisado a la nación y acompañado de algunos ministros, Gutiérrez indicó que ha decidido revocar la excepción por la petición que le había hecho horas antes el presidente del Congreso, Omar Quintana.

La protesta se había recrudecido a partir de la medianoche del sábado, cuando miles de personas llegaron caminando y en caravanas de vehículos hasta el centro histórico de Quito, donde se encuentra la casa de Gobierno. La Policía cargó en uno de los accesos a la sede del Gobierno, donde dispersó a un grupo de manifestantes con gases lacrimógenos, aunque otros cientos de personas empezaron a rodear las inmediaciones del Palacio presidencial de Carondelet, en el centro histórico de Quito.

Varios manifestantes denunciaron que los policías abusaron en el uso de la fuerza, sobre todo porque en la protesta participaban niños, ancianos, mujeres, adultos y minusválidos. Los concentrados permanecían en el sector mientras los asfixiados por los gases eran atendidos a cierta distancia por la Cruz Roja Ecuatoriana.

Unos 200 policías y militares custodian la Casa Presidencial y han formado un cerco con vallas y alambres de púas para impedir el avance de la protesta. Los manifestantes demandan la renuncia de los representantes de los tres poderes del Estado, incluidos Gutiérrez, los diputados del Congreso unicameral y los jueces de una cuestionada Corte Suprema.

El estado de excepción en Quito duró menos de veinte horas, desde que Gutiérrez anunció la medida la noche del viernes, en una comparecencia televisada en la que apareció investido de la banda presidencial y arropado por el alto mando militar y varios de sus ministros con la intención de hacer a la gente que tiene un amplio el respaldo.