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ANTONIO BROTO-PEKÍN
Tokio tendió ayer una mano conciliadora a Pekín en la reunión de los cancilleres de ambos países en la capital china, y ofreció «revisar la historia» que los enfrenta, pese a la negativa de China a disculparse por las recientes protestas. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Li Zhaoxing, rehusó durante la reunión con su homólogo japonés, Nobutaka Machimura, ofrecer disculpas o indemnizaciones por los daños a consulados, restaurantes y tiendas de Japón en China durante las últimas tres semanas de protestas y boicots contra Japón. Ayer se reprodujeron algunas protestas.

Pese al tono desafiante de Li, la parte china se ofreció en la reunión a perseguir y castigar a los responsables de las recientes manifestaciones, que no estaban autorizadas por Pekín pero tampoco fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad. Machimura, por su parte, pidió que China garantice la seguridad de diplomáticos y otros ciudadanos japoneses en territorio chino y «aplique la ley y responda sinceramente» a los ataques contra intereses nipones.

«El Gobierno chino no ha hecho nunca nada que le obligue a pedir disculpas al pueblo japonés», afirmó Li durante su encuentro con Machimura en el Palacio de Diaoyutai, que duró algo más de dos horas. El canciller Li aseguró que Japón es responsable de «una serie de cuestiones que han herido los sentimientos del pueblo chino», como su postura hacia Taiwán o la distinta visión de la ocupación japonesa de China entre 1931 y 1945.

Para intentar calmar la alta tensión entre ambos países, Machimura ofreció a Li crear una comisión conjunta de expertos de ambos países para revisar la historia, dado que las diferencias de interpretación de ésta han enrarecido las relaciones de ambos países durante décadas. La propuesta fue recibida «positivamente» por el canciller chino, destacó el portavoz de Exteriores japonés, Hatsuhisa Takashima, tras la reunión.

La oferta de Tokio se produce después de que decenas de miles de ciudadanos chinos se manifestaran los últimos fines de semana contra Japón en más de una decena de ciudades chinas, en protesta por la aprobación de libros de texto para estudiantes nipones que según Pekín «maquillan la historia». El portavoz Takashima subrayó que el Gobierno de Japón «no se opone a las manifestaciones en sí, pues respeta la libertad de expresión, pero siempre que ésta sea pacífica, y no ha sido el caso».