El presidente de EEUU, George W. Bush, defendió ayer su
estrategia en Irak y descartó una retirada prematura, al comenzar
una campaña de discursos e intervenciones para contrarrestar su
caída en las encuestas de popularidad.
En su alocución radial de los sábados, el presidente quiso
atajar la creciente preocupación en EEUU en torno a la violencia en
Irak y, en otro plano, acerca de la situación económica.
Ambos temas son aquellos en los que la opinión pública
estadounidense está más en desacuerdo con su presidente, según las
encuestas publicadas en los últimos días, que indican que los
niveles de popularidad de Bush son los más bajos desde las
elecciones del pasado noviembre.
El presidente describió la actual situación en Irak como una
«prueba vital» y afirmó que en el país árabe «los terroristas y los
insurgentes están intentando» que EEUU se retire.
«Quieren conseguir que nos marchemos antes de que los iraquíes
hayan tenido la oportunidad de demostrar lo que un Gobierno
responsable ante su ciudadanía puede hacer por su pueblo»,
agregó.
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