Por otra parte, y ya analizando la reunión del G-8, el ministro
británico de Exteriores, Jack Straw, se mantuvo ayer confiado en la
posibilidad de un acuerdo sobre cambio climático en la reunión esta
semana del Grupo de los Ocho, pese a las reticencias expresadas por
el presidente de EEUU, George W. Bush.
Hasta un millar de simpatizantes de grupos anarquistas, según la
policía, protagonizaron ayer «El Carnaval para el disfrute total»
en las calles de Edimburgo, una ciudad prácticamente tomada por las
fuerzas del orden. Lo que empezó con un cruce de palabras acabó en
una refriega entre agentes y manifestantes, que avanzaban
disfrazados y a ritmo de tambores por el centro de la ciudad.
Más de 10.000 policías patrullan Edimburgo, donde miles de
personas se congregan ya para participar en las protestas contra la
pobreza y la injusticia social, con motivo de la cumbre del G-8,
los siete países más ricos y Rusia.
El plato fuerte de las manifestaciones será mañana en Edimburgo,
con la marcha convocada por el activista Bob Geldof y el último
concierto de los once Live 8 contra la pobreza.
Tras reunirse en Londres con su homólogo alemán, Joschka
Fischer, Straw se mostró optimista en obtener «un resultado
satisfactorio» en la cumbre de los líderes del G-8, los siete
países más ricos y Rusia.
De esa forma, Straw quiso desdramatizar las declaraciones de
Bush sobre que no va a comprometerse a aceptar límite alguno en las
emisiones de dióxido de carbono.
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