En la relación euro-dólar, las incertidumbres en las cuentas
estadounidenses han sido tradicionalmente las causantes de la
revalorización de la moneda europea. Durante meses, los déficit
comercial y presupuestario de Estados Unidos impulsaron al euro,
que alcanzó su máximo histórico frente al dólar en diciembre. No
obstante, la tendencia se invirtió conforme la Reserva Federal
(Fed) subía de forma sostenida los tipos de interés y las dudas se
trasladaban al continente europeo. Hasta el momento, la Fed ha
demostrado más capacidad de reacción.
Los últimos buenos datos macroecónomicos llegados desde Estados
Unidos contrastan con las incertidumbres en la zona euro, donde se
espera una decisión del Banco Central Europeo (BCE) esta semana
sobre los tipos de interés.
El nivel alcanzado ayer por el euro es el más bajo desde el 20
de mayo de 2004, cuando se situó en 1,1893 dólares. Tras caer a
1,1888 dólares, la divisa europea se recuperó hasta los 1,1900,
frente a los 1,1947 dólares en los que cerró la sesión del viernes
en Nueva York.
Por su parte, la libra redujo su valor de 1,7694 a 1,7611
dólares. El yen fue la única de las principales divisas que ganó
fortaleza respecto al dólar. El factor que estaría detrás de este
reequilibrio de fuerzas son los últimos informes en los que se
muestra una mejora de la confianza económica en el país
asiático.
Por su parte, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y el
comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia,
salieron ayer en defensa del euro frente a los ataques de que ha
sido objeto recientemente la moneda única. También recordaron que
una buena política monetaria «no puede hacerlo todo» para
garantizar el crecimiento y el empleo y que, conviene, por tanto,
seguir adelante con las reformas estructurales.
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