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TERESA BOUZA-WASHINGTON
William Rehnquist, el presidente del Supremo de EEUU, que falleció ayer a los 80 años, de un cáncer de tiroides, pasará a la historia como un juez conservador y pragmático que impulsó las competencias de los estados.

Su personal visión de la Constitución ayudó a la aprobación de varias sentencias históricas que aumentaron la potestad de los estados en detrimento del poder centralizador del Congreso.

Esa defensa del federalismo es, según el profesor de la Universidad de Derecho de Georgetown Mark Tushnet, y distintos expertos, el principal legado de Rehnquist.

El magistrado también se mostró a favor durante sus años en el Tribunal Supremo de difuminar la separación entre Iglesia y Estado, de reducir el derecho a la intimidad privacidad y recortar la protección de presuntos criminales.

Pese a haber llevado la voz cantante en un Tribunal de mayoría conservadora, el voto negativo de Rehnquist no logró frenar la sentencia que legalizó el aborto en EEUU en 1973.

Entre los casos históricos de su carrera figuran también el conocido como «Bush vs. Gore», que puso fin al interminable recuento de papeletas en las elecciones del 2000 y se tradujo en el nombramiento de George W. Bush como presidente.