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PIEDAD VIÑAS-WASHINGTON
En un discurso sobre los avances y retos pendientes en la lucha contra el terrorismo, el presidente de EEUU, George W. Bush, pidió ayer más tiempo y sacrificio para concluir con éxito una guerra que aseguró que va más allá de Irak. «Las guerras no se ganan sin sacrificio», dijo el presidente en una intervención ante la Fundación Nacional para la Democracia, con la que intentó levantar la moral de los estadounidenses y convencerles de que su estrategia funciona.

El odio de los radicales existía antes del conflicto iraquí y seguirá existiendo, de acuerdo con el presidente de EEUU, quien recordó que los ataques de 2001 se cometieron antes del inicio de la guerra. «Ningún acto nuevo provocó la rabia de los asesinos», como ningún gesto de calma o cesión les va a hacer cambiar o limitar sus planes de asesinato, aseguró.

En su discurso, Bush ofreció algún detalle nuevo sobre los resultados de la lucha global contra el terrorismo que se inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU y que el mandatario relacionó en todo momento con el conflicto iraquí. Bush aseguró que, desde entonces, se frustraron diez tramas serias de la red terrorista Al Qaeda en todo el mundo, tres de ellas dirigidas contra objetivos estadounidenses.

Pero todavía, dijo, se requiere «más tiempo, más sacrificio y más determinación» para terminar con los terroristas, a los que calificó de «malvados pero no locos». Aunque Irak es un «frente central en nuestra guerra contra el terror» es también la «excusa» de los enemigos de la democracia para justificar sus planes más ambiciosos.

En su opinión, creen que controlando un país como Irak unirán a todos los musulmanes para lograr su objetivo de derrocar los gobiernos moderados de la región y «establecer un imperio islámico radical que vaya desde España a Indonesia». Tras comparar la ideología de los militantes islámicos con la del comunismo, Bush denunció que su objetivo número uno es «esclavizar naciones enteras e intimidar a todo el mundo».

Pese a que cada vez son más las voces que solicitan el fin de la guerra iraquí y la retirada inmediata de las tropas estadounidenses, el presidente Bush no está dispuesto a hacer ni la más mínima concesión en ese sentido. «Existe la tentación de volver a una vida de tranquilidad cuando estamos en medio de una lucha» pero ésa no es la salida, a juicio de Bush, quien eliminó cualquier duda al asegurar que «nunca daremos marcha atrás, nunca cederemos y nunca aceptaremos menos que una victoria completa».