Espectacular imagen del banquillo de los acusados durante la primera jornada del juicio contra Sadam y siete de sus ex ministros. Foto: REUTERS

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La esperada primera vista del juicio contra Sadam Husein y sus siete colaboradores más allegados ha durado sólo tres horas, suficientes para que los acusados dejaran claro que no reconocen al tribunal y se declararan inocentes de la acusación de tortura y asesinato de 13 chiíes en 1982 en al-Dujail. El depuesto dictador inició su comparecencia recitando, de memoria, un verso del Corán, libro sagrado de los musulmanes, para explicar que aunque todos sus enemigos se alíen en su contra, él mantendrá la fe en Dios, lo que le evitará, según el verso que recitaba, cualquier peligro.

Así, tras su primera declaración, el ex presidente se negó a sentarse cuando el presidente se lo ordenó, y afirmó que «nunca se cansa» y que llevaba despierto desde las dos de la madrugada esperando el inicio del juicio. Los otros siete responsables del Gobierno que comparecen junto a él, vestidos con la chilaba tradicional árabe, protestaron ante el tribunal porque «los responsables de las medidas de seguridad» habían impedido que entrasen en la sala con el turbante que vestían.

«En el nombre de Dios, el clemente y el misericordioso. Les dijeron a los creyentes que se habían reunido contra ellos y temieron. Pero Dios aumentó su fe y dijeron 'Dios nos protegerá'», recitó Sadam con gesto desafiante al tribunal. El antiguo presidente fue entonces interrumpido por el presidente del tribunal, Razgar Mohamed Amín, que no le permitió continuar con la recitación.

Sadam Husein, el único de los ocho acusados que iba vestido con una chaqueta, rechazó reconocer al tribunal que le juzga e insistió en que él es el presidente de Irak. El mandatario depuesto de Irak rechazó pronunciar su identidad completa ante el tribunal -en particular se negó a dar su pertenencia tribal-, y espetó al presidente: «no te reconozco ni a tí ni al tribunal que presides».

«Tampoco reconozco la agresión contra Irak, y conservo mi derecho constitucional como presidente de Irak a no responder a tus preguntas, pues lo que se ha construido sobre el vacío, vacío está». Con una poblada y canosa barba, Sadam Husein volvió a mostrarse, como en anteriores comparecencias, muy desafiante ante el tribunal.