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M. VIDAL-WASHINGTON
El Pentágono confirmó ayer que ya son 2.000 los soldados estadounidenses muertos en Irak, poco después de que el presidente de EEUU, George W. Bush, advirtiera de que serán necesarios más sacrificios para la «victoria completa» y que se revelara el diseño de un plan para desviar la atención de al crisis que atenaza a la Casa Blanca.

Poco antes del anuncio oficial, en un largo discurso ante la Asociación de Esposas de Militares en la base de Bolling en Washington, el presidente repitió buena parte de sus argumentos sobre la guerra y aseguró que Irak está haciendo progresos. «Esta guerra requerirá más sacrificio, más tiempo y más determinación. Los terroristas son el enemigo más brutal que hemos encarado nunca y no están constreñidos por su conciencia ni por las reglas de la guerra», declaró el presidente.

La víctima número 2.000 es el soldado George Alexander, de 34 años, que resultó herido el 17 de octubre en Samarra, a un centenar de kilómetros de Bagdad, y ha fallecido este fin de semana en Texas, indicó un comunicado del Pentágono. Además de los 2.000 soldados muertos, otros 15.000 han quedado heridos en la guerra que comenzó el 20 de marzo de 2003 en Irak, donde EEUU mantiene desplegados a cerca de 150.000 militares.