Siete palestinos murieron y catorce resultaron heridos en el ataque
que la Fuerza Aérea israelí llevó a cabo ayer en el norte de la
franja de Gaza y que tuvo como blanco a un dirigente de la Yihad
Islámica. El ataque de ayer, así como otro terrestre el domingo,
representa la reanudación «oficial» de la política de asesinatos
selectivos por parte de Israel, una práctica casi abandonada en los
últimos meses en cumplimiento de la semi-tregua que negociaron
ambos pueblos en febrero.
El bombardeo de anoche tuvo como blanco al militante islámico
Shadi Mohana, que circulaba en un coche entre el campo de
refugiados de Yebalia y la localidad de Bet Lahie cuando fue
atacado, informaron fuentes de seguridad de la ANP. Un helicóptero,
o avión sin piloto israelí según testigos, disparó varios cohetes
contra el vehículo, matando a sus ocupantes, del brazo armado de la
Yihad, Saraya Al Quds, y varios viandantes.
Mohana era el jefe de la milicia de la Yihad en el campo de
refugiados de Yabalia y responsable del lanzamiento de cohetes
contra el territorio israelí. El bombardeo fue confirmado por
portavoces militares israelíes, quienes dijeron que el militante
estaba implicado también en el desarrollo y fabricación de cohetes
y en varios atentados contra blancos judíos.
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