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El Consejo de Seguridad adoptó ayer una resolución unánime para presionar a Siria a colaborar en la investigación de la ONU del asesinato del que fuera primer ministro libanés Rafic Hariri, si no quiere afrontar «medidas adicionales».

El documento finalmente aprobado exige al Gobierno de Damasco la cooperación «plena e incondicional» en la investigación del asesinato de Hariri, fallecido el pasado 14 de febrero en un atentado en el que murieron 20 personas más.

La decisión fue adoptada con los votos de los quince miembros del Consejo en una reunión de carácter ministerial en la que estuvo presente el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

Tras profundas divisiones sobre el contenido del borrador inicial -que incluía en principio la amenaza directa de sanciones-, los copatrocinadores de la resolución, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, realizaron concesiones para suavizar el lenguaje, lo que permitió obtener un consenso en el Consejo.

La resolución exhorta a las autoridades sirias que detengan a los sospechosos del crimen y permitan que sean entrevistados por la comisión investigadora de la ONU.

También pide a los Estados miembros de la organización mundial que impongan sanciones a esas personas, como la prohibición de viajar y la congelación de sus activos financieros.

Aunque no contempla sanciones contra Siria, el documento deja abierta la posibilidad de imponer «medidas adicionales» si las autoridades de ese país no colaboran con la Comisión investigadora de la ONU, encabezada por el fiscal alemán Detlev Melhis.

En su último informe, ese equipo investigador concluyó que varios altos funcionarios sirios y libaneses están implicados en la planificación del magnicidio.