La concentración contó con la presencia de una variada gama de
artistas, dirigentes sociales y militantes argentinos y del resto
de América Latina, con Cuba -único país americano excluido de la
cita presidencial- como delegación extranjera más numerosa.
Con el ex futbolista argentino Diego Maradona y el presidente
venezolano Hugo Chávez como ejes, unas 40.000 personas marcharon
por las calles pocas horas antes del inicio de la IV Cumbre de las
Américas en esta ciudad argentina.
Sin incidentes y casi sin presencia policial, a pesar de la
intermitente lluvia y el frío, los manifestantes confluyeron en
medio de un clima festivo en un estadio donde se llevó a cabo un
acto que entremezcló política y cultura.
El repudio a Bush se realizó lejos de la «zona de exclusión»
donde transcurren las deliberaciones de la reunión de 34
presidentes del continente, que es custodiada por unos 9.000
policiales y militares.
La marcha dio comienzo tras la llegada del «Expreso del Alba»,
tren que recorrió los 400 kilómetros que separan Buenos Aires de
esta ciudad a orillas del Atlántico, y que llevó a bordo a
Maradona, el dirigente indígena boliviano Evo Morales, el músico y
cineasta bosnio Emir Kusturica, su colega argentino Tristán Bauer y
otras 160 personalidades.
La presencia de Bush también fue rechazada por el colectivo de
agrupaciones de todo el continente que organizó la III Cumbre de
los Pueblos de América, la llamada «contra-cumbre», que delibera
desde el pasado lunes en Mar del Plata.
La caminata se caracterizó por el colorido de las banderas y
carteles contrarios a la presencia del presidente de Estados Unidos
y la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), que es impulsada por Washington. Las Madres de la Plaza de
Mayo marcharon con sus pañuelos blancos junto al Nobel de la Paz
argentino Pérez Esquivel, agrupaciones de campesinos, aborígenes,
sindicatos, estudiantes y partidos de izquierda.
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